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Pensaron que los pecados que cometían en secreto
quedarían ocultos
bajo el oscuro manto del olvido,
pero, en realidad, tuvieron que huir en todas direcciones,
terriblemente asustados por apariciones
que los llenaban de terror.
De hecho, ni siquiera escondiéndose en sus casas
pudieron librarse de ese miedo.
Por todas partes oían ruidos que los aterraban,
y se les aparecían figuras espantosas de aspecto horrible.
El fuego no tenía fuerza suficiente para darles luz,
ni el resplandor brillante de los astros
lograba iluminar aquella horrible noche.

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